martes, 2 de agosto de 2011

El placer del Renacimiento.

Cuando hablamos del renacimiento tenemos que tener en nuestra mente una idea "La Escuela de Venecia". Y es que son los venecianos los que alcanzan la cumbre de la pintura renacentista, el color veneciano de Tiziano o el de Veronés serán esas preciosas joyas envidiadas por todo pintor del barroco. Debemos observar las pinceladas sueltas, los colores vivos, el gusto por la anécdota, la referencia al pasado clásico greco latino triunfal y glorioso, la riqueza de las vestimentas, la gran cantidad de personajes, y el carácter bíblico de estas obras. Dicen que en el cielo de la obra de Tiziano y Verones se augura el barroco y es que ver ese cielo hipnotiza y atrapa, siempre he dicho que la magia existe, y está reside en la música y en la pintura, como una conjunción de colores pueden crear tales obras maravillosas de arte, y en la música, como esa cantidad de sonidos pueden crear tal sonido placentero. Aunque si hablamos de magia, la más poderosa es la palabra, capaz de hacer daño y repararlo al mismo tiempo.

La obra que tenemos en frente es "Las Bodas de Caná" de Paolo Veronés. Un genial pintor de la escuela de venecia, una maravilla del renacimiento.

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